Para que los procesos de debida diligencia empresarial sean realmente efectivos, es imprescindible contar con el compromiso de la alta dirección y la gerencia con los principios y normas emanados de los instrumentos internacionales de responsabilidad corporativa, particularmente en las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales.
La norma ISO 9000:2015 Sistemas de gestión de calidad – Fundamentos y vocabulario, define la Alta Dirección como la “persona o grupo de personas que dirige y controla una organización al nivel más alto”. Continúa agregando que la alta dirección “tiene el poder para delegar autoridad y proporcionar recursos dentro de la organización”.
Así, la alta dirección es la que posee la autoridad, los recursos y el poder de decisión sobre el rumbo de la empresa. Del compromiso expreso de la alta gerencia se derivan los lineamientos esenciales que deben constituir las políticas y sistemas de gestión de la empresa. Con ello, a la gerencia le corresponde desarrollar una estrategia que garantice la implementación de esos lineamientos.